Todos sabemos que ablandar consiste en restar dureza a una cosa (o situación) para convertirla en más blanda (o llevadera). Es un término que también se utiliza en el mundo de la cocina y en realidad aunque el significado general es el mismo, suavizar o hacer más blando,  se relaciona con varias acciones diferentes.

Ablandar la mantequilla

Por ejemplo, podemos ablandar la mantequilla, esto es un sinónimo de ponerla en el llamado punto pomada. Para hacerlo utilizamos un calor muy suave, el de nuestras manos. Con ellas (por supuesto muy limpias) vamos poco a poco trabajando la mantequilla, amasándola. Paulatinamente se van deshaciendo los grumos hasta que finalmente obtenemos una consistencia de pomada homogénea.

Una vez que obtenemos el punto pomada, debemos utilizar la mantequilla, pues si esperamos más se solidificará y tendremos que trabajarla de nuevo.

Ablandar la carne

El término ablandar también se utiliza para el proceso mediante el cual se rompen las fibras de la carne (también puede usarse con algún molusco como el pulpo o el calamar). Debemos saber que la carne que consumimos son los músculos de los diferentes animales y que estos están compuestos por fibras, para ablandar la carne debemos romper la elastina y lograr vencer la resistencia del colágeno.

A nivel práctico, las carnes se pueden ablandar de varias maneras, la más habitual es utilizando una maza y golpeándola, así rompemos las fibras superiores y logramos una carne más blanda.

Pero también se pueden utilizar adobos para obtener el mismo efecto. O determinado tipo de frutas como la piña, que cuentan con enzimas proteolíticas, que trabajan desnaturalizando las proteínas, podemos usarlas colocando simplemente trozos de piña encima de la carne.

La sal también es un producto que relaja las proteínas de la carne con lo que consigue ablandarlas.

Como véis las maneras de ablandar en cocina son variadas.