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Cocinar a la romana

Seguro que más de una vez has pedido en algún restaurante una merluza a la romana o unos calamares. Este término “a la romana” ha pasado a formar parte de nuestro glosario culinario. No obstante, ¿sabemos cuál es su origen? ¿conocemos exactamente cómo es cocinar a la romana? Te damos un poco de información al respecto.

Qué es cocinar a la romana

“A la romana” es una denominación que se utiliza para definir un rebozado. Este rebozado debe hacerse exclusivamente con harina y huevo. Después, la pieza rebozada deberá freír en aceite a una temperatura mínima de unos 160ºC.




Aunque cocinar a la romana se asocia con pescado, marisco o con vegetales, lo cierto es que son muchos los ingredientes que pueden cocinarse así. Podríamos cocinar a la romana una pechuga de pollo o incluso una bola de helado. El único requisito es que los ingredientes usados sean harina y huevo y que el aceite esté realmente caliente.

Origen del término cocinar a la romana

No se tiene del todo claro, pero todo apunta a que el origen de “a la romana” viene del siglo XVI.  Durante este siglo, los misioneros jesuitas portugueses llegaron a Japón. Durante un tiempo, trataron de convertir a sus habitantes al cristianismo. No obstante, observaron bastante reticencia por parte de la población autóctona.

El cristianismo lo extendieron poco, pero lo que sí hicieron es introducir algunas técnicas culinarias que cuajaron bastante bien. Por aquel entonces, los misioneros portugueses solían comer pescado y verduras rebozadas durante el tiempo de vigilia. El tiempo de vigilia, en latín, se llama “tempora ad quadragesima” algo así como “tiempos hacia la cuaresma”. Por este motivo, los rebozados japoneses con harina y huevo se llaman tempura. Y de esta forma, la palabra tempura, y de su origen latino, vendría la expresión “a la romana”.

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