Dentro del mundo de la repostería, encontramos muchos términos que hacen referencia a distintas técnicas de repostería. En este caso, la palabra frosting hace referencia a un tipo de glaseado dulce muy popular que se utiliza como cobertura para pasteles.
El origen de la palabra frosting se remonta en el año 1915 en Norteamérica, cuando se creó la primera receta de buttercream. La palabra frosting, también tiene un sinónimo llamado icing, más utilizado en Inglaterra y que significa lo mismo.
¿Te gustaría descubrir todo lo que tienes que saber del frosting? Conviértete en un experto en repostería conociendo el significado y las utilidades de este delicioso glaseado cremoso que seguro que habrás degustado en más de una ocasión, a continuación.
¿Qué es el frosting?
El frosting es un glaseado dulce y cremoso, que a menudo contiene ingredientes tales como azúcar, agua o leche, mantequilla, claras de huevo, gelatina y queso cremoso o con sabores, en muchos casos y dependiendo de la elaboración. A menudo, se acostumbra a darle distintas formas, pues asimismo se pueden elaborar decoraciones con este tipo de crema. Usualmente, sirven como adornos decorativos y se le puede añadir colorantes, para complementar distintas clases de dulces, como pasteles de bodas o tartas de cumpleaños.
Lo más común es aplicar el frosting con una manga pastelera, ya que este tipo de cobertura es algo que no baña en sí la tarta, sino que la cubre. Sin embargo, no deja de ser una pasta de azúcar.
Utilidades del frosting
Las utilidades del frosting, van más allá de unos adornos decorativos para tartas o pasteles de celebraciones, puesto que también sirve para cubrir productos horneados como las galletas o bizcochos. Esta cobertura de repostería se usa en muchos otros casos, como por ejemplo en cakepops, pastelitos, cupcakes, para mojar frutas o palitos de pan, como sustituto en helados, brownies, batidos, sundaes o incluso como helado.
