Cobertura

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En el mundo de la repostería todo es fino y delicado. No podemos negar que el acabado de tartas y pasteles muchas veces es lo que hace que nos entren por los ojos, ignorando por competo qué es lo que hay en el interior del pastelito o la tarta. Las coberturas tienen mucho que ver en este efecto.

¿Qué es la cobertura en repostería?

Podemos decir que la cobertura, en repostería, es el toque final para muchos postres. El acabado perfecto para tartas, galletas o cupcakes, entre muchos otros. Normalmente, estas coberturas suelen ser cremas para bañarlos o para cubrir su superficie. No obstante, hay un montón de opciones a la hora de cubrirlos y darle ese toque final.

Los principales tipos de cobertura en repostería

Sí, hay muchas clases de cobertura. No obstante, se puede hacer una pequeña selección con las más usadas en repostería. Por ejemplo, estaría la crema chantilly, que es una de las grandes favoritas. Una crema creada en el siglo XVII por el chef del castillo Chantilly. Se elabora a partir de nata montada y es muy usada en mousses o incluso para acompañar fruta.




El chocolate es otro de esos ingredientes básicos en muchas coberturas. Es perfecto para cubrir tartas o pasteles. Puede hacerse mediante una crema o bien apostar por la cobertura dura, para este caso, hay que usar chocolate especial para cobertura.

La crema pastelera también es un gran aliado para esto de las coberturas de repostería. Además, no hay que olvidar el glaseado o el glasé icing. Se trata de la cobertura más básica, generalmente se usa en galletas y está hecha con azúcar glas o impalpable y agua.

Para terminar, también añadiremos el almíbar. Es una cobertura gelatinosa muy empleada en los pasteles de fruta. Da brillo y embellece la tarta. Además, esta cobertura evita que la fruta se oxide y se oscurezca, algo que estropearía el aspecto de la tarta.

Otros tipos de cobertura para la repostería

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