Batir a punto de nieve

Olga Dubravina || Shutterstock

Esta es una técnica que se emplea con la clara del huevo. Consiste en batirlas de manera que se vayan espesando cada vez más, adquiriendo ese tono blanco tan característico de la nieve y la textura de una crema esponjosa.

Para batir las claras a punto de nieve, en primer lugar, hemos de romper la cáscara del huevo y separar la clara de la yema. Será fundamental para que las claras suban que no quede ningún resto de yema adherido a la clara.

El recipiente que utilicemos para batir tiene que estar libre de cualquier resto de grasa y perfectamente limpio y seco.




Con un tenedor o unas varillas de metal, si queremos mejor con la batidora eléctrica, comenzaremos a batirlas a velocidad media, en un primer momento se trata de romper las claras. Al momento empezarán a aparecer una serie de burbujas que se irán haciendo cada vez más grandes.

Seguiremos batiendo, haciendo movimientos envolventes que permitan que entre aire y las claras adquieran esponjosidad. El resultado final debe tener una consistencia cremosa, sabremos que la hemos conseguido cuando al levantar las varillas las puntas blancas no se caigan sino que queden pegadas.

Trucos y consejos para batir al punto de nieve

Hay quien recomienda añadir un pizca de sal para favorecer que las claras suban mejor, sin embargo, en este punto no están de acuerdo todos los expertos. Es mejor que los huevos estén a temperatura ambiente. Por supuesto las yemas podemos guardarlas para realizar otro tipo de elaboraciones (por ejemplo una crema pastelera).

El merengue se elabora con las claras batidas a punto de nieve a las que se les añade azúcar, se consigue una mezcla muy ligera y dulce que se emplea para rellenar pasteles o para decorar tartas. Incluso hay una versión de merengues duros que se consiguen cocinándolos en el horno a temperatura muy baja.

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